Su árbol era “perfecto”, frondoso. Había hecho el tronco, con sus bordes irregulares y sus nudos. Cada una de las mil quinientas hojitas que había dibujado tenía al detalle sus diminutas nervaduras.
SOLEDAD. La soledad de cada una de estas criaturas no invita –aunque eso nos reconfortaría- a pensar los cuadros en serie.
CEGUERA. Pero hay una característica que une a estos “seres”: su ceguera. Ninguno sabe de la existencia del otro. El rey no conoce al pato, el pato no ve a la niña, la niña nunca supo del hombrecito triste, la mujer está demasiado enterrada como para poder ver.
RÍGIDO E IMPERFECTO. TENSIÓN. Asoma entre la precisión de la línea y el color y lo incompleto de la figura. Hay algo de falta, de límite, de carencia, de pudoroso ocultamiento.
INGENUIDAD. Se nos ofrecen incompletos sin saberse incompletos… se nos ofrecen orgullosamente plenos sin notar su desamparo.